La mañana alumbró fría, nebulosa en el sur y norte de la provincia, pero todo fue un espejismo. El día acabó reluciente y brillante, una jornada ideal para patear el campo. Con ganas y ansiedad salieron miles de cazadores zamoranos a «manear» valles, tesos y llanuras. El balance parece confirmar que la presente campaña cinegética va a calar más que las últimas. Hay más perdices, el conejo abunda y la liebre se recupera a buen ritmo. El de ayer fue un buen día de caza y de calabaza, sobre todo pasado el mediodía, con el sol bien plantado en el horizonte que hizo imprescindible refrescarse, a cazadores y perros.

El cazadero estuvo blando, mejor para las piezas. Las últimas lluvias, muy abundantes y persistentes han dejado una cutícula de humedad en las tierras de paja (muy escasas), barbechos (muy abundantes) y sembrados. Pocos aficionados fueron los que aguantaron en las tierras pasado el mediodía. El primer día es lo que tiene, que se pega a las piernas y duele; los perros pagan también el exceso de ahínco con rasguños y heridas en sus patas.

Nervios. Se notan más que nunca en la apertura. Ese hormigueo que produce la tensión al depredador hace despertar pronto los sentidos, el cuerpo se alarga y se afila. A pesar de la disposición de ánimo, se falla más que nunca, por falta de costumbre, claro. Los galgos también la pifian y pierden espacio con las rabonas más fuertes. Ellas sí están entrenadas y conocen el medio y los perdedores, aunque el terreno esté muy «cargado».

Cada año aumentan los cotos que no abren la campaña el primer día a pesar de que cuentan con el permiso oficial para hacerlo. O que solo permiten abatir liebre y conejo, pero no la perdiz. La medida se va extendiendo entre los cazadores del Bajo Duero y Benavente-Valles, sobre todo, pero también empieza a ser habitual en el centro y este de la provincia. Buena costumbre, porque la gestión cinegética es imprescindible para preservar una afición y un deporte tan viejos como la humanidad.

El delegado provincial de Caza, José Antonio Prada, tras la matinal cinegética se encontraba satisfecho. Él, que es buscador de perdiz, se tuvo que conformar ayer con el conejo porque su coto no permite abatir «patirrojas» hasta el día 9, una excelente -y ejemplarizante- decisión. El día se le dio bien en terrenos saucanos. «He matado seis conejos y he fallado al menos otros tres, es lo que tiene el primer día, que estás desentrenado; da gusto, sin embargo, ver como trabajo el perro». Estaba contento «porque se ven muchas y abundantes polladas». Contó alguna de 16 perdigones y otras «de doce, de diez y pollos sueltos». «Ahora es fácil contarlas porque hay muchos barbechos y como no están castigadas se tapan menos».

Juan Pascual, también cazador veterano del sur de la provincia, y como Prada, ilusionado ante la apertura de la campaña de la perdiz dentro de dos domingos, ayer, una vez que levantó la niebla, dedicó el día a seguir las «manos» de los galgueros. «El terreno está blando y ahí la liebre, que pesa menos, tiene una ligera ventaja. Hemos visto carreras excelentes, un poco en la línea de lo que se esperaba. La "rabona", como ya ha ocurrido en los últimos años, va a dar juego durante toda la temporada». Cree que la «patirroja» no va a fallar. «En estos cotos del sur de la provincia se han visto muchas en los últimos meses, crió bien y había madres de la campaña pasada, eso es lo importante. Hoy (por ayer) las hemos visto, sobre todo junto a los maizales; allí están agazapadas».

Por su parte, Luis Ramos Espada, que caza en la zona de Moreruela de Tábara ya llevaba colgadas dos perdices poco después del mediodía. Estaba satisfecho y cansado, claro, que el primer día se nota más. En las comarcas del centro de la provincia la niebla respetó la actividad cinegética y no hubo que suspenderla, ni tan siquiera por unos minutos. A esas horas, la una y media de la tarde, había visto un bando grande, «de ocho o diez» y varios ejemplares sueltos en tierras con pajas altas. «La campaña promete», apunta.

En Benavente-Valles muchos cotos no abrieron la perdiz y los cazadores dedicaron la jornada a los conejos, que tras los problemas de enfermedades que hubo en la primavera, han recuperado su población.

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