La ley ampara al lobo, pero ¿quién protege, entonces, al ganado? Esa es la eterna pregunta de los ganaderos asturianos. Los ataques del lobo, según los afectados, se suceden con bastante frecuencia en zonas como Brañaseca, en Cudillero, y Lendepeña, en Valdés. No obstante, el último de ellos tuvo lugar este jueves en la parroquia de Mallecina (Salas). Según cuenta Isaac Campo, vecino de la localidad, varios lobos entraron en su finca, ubicada en el centro del pueblo, matando a sus cuatro ovejas. Pero el asunto no queda ahí. José de Arango, presidente de la asociación de vecinos «Los Picos», de La Arquera, Malleza y Mallecina, asegura que «nunca antes, ni aún en tiempos de fuertes nevadas, los lobos habían bajado hasta el pueblo». Esto significa, por tanto, que «la población del lobo ha crecido considerablemente y andan desesperados en busca de comida».

La valla rota por los lobos, en Mallecina.

Ante este problema, José de Arango sostiene que la única solución es declarar al lobo especie cinegética. «No se trata de acabar con el lobo, pero sí de organizar batidas controladas para evitar que el sector ganadero desaparezca», matiza. Y es que localidades, como Brañaivente y Caborno, en su día conformados por varias explotaciones ganaderas, son hoy pueblos fantasma, totalmente despoblados. «Por proteger al lobo se está acabando con la ganadería», expresa Isaac Campo, quien afirma que ya no volverá a comprar más ovejas

Por ello, De Arango insta a los políticos a decidir entre los lobos o la ganadería. «Se tienen que preguntar qué beneficios aporta cada uno de ellos a la región, porque no podemos seguir con esta dramática situación». En este sentido, el presidente de la entidad vecinal recuerda que la economía de Asturias siempre estuvo sustentada por el sector ganadero y agrícola, y que ahora los gobernantes lo están dejando completamente de lado.

Pero en medio de esta problemática, los ganaderos juegan también un papel fundamental. Según expresa José de Arango, los profesionales deberían de aunar fuerzas y defender sus propios intereses. Sin embargo, «lo que vemos es individualismo. Los ganaderos, cuando sus vacas son atacadas por el lobo, sólo piensan en cobrar la indemnización por los daños ocasionados en vez de luchar por el sector».

El tema de las indemnizaciones es otro debate abierto en el mundo ganadero. «El Principado paga cuando quiere y la valoración que hacen no es la real, ya que no se tiene en cuenta si, por ejemplo, la oveja está preñada o es macho o es hembra», dice Isaac Campo. Cuando no quedan restos del animal es más difícil valorar los daños.

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