Los lobos destronaron a una novilla de once meses. MIguel Souto

La finca de As Rozadas en Carballeda de Lalín sufrió en domingo por la noche el segundo ataque de lobo en pocos meses. El anterior se produjo en septiembre y en aquella ocasión la víctima fue una novilla de nueve meses muerta, a las que hubo que sumar otras tres heridas.

El balance de este último ataque fue igual de sangriento y de dañino. Esta vez los lobos dieron cuenta de una novilla de once meses que iba a ser inseminada. Además de esta becerra muerta otras tres reses resultaron heridas de diversa consideración.

Dos de ellas aparecieron con rasguños en la parte de atrás, mientras que a otra el lobo le desgarró la piel de una de las patas de adelante lo que exige una sutura en toda la zona dañada por los colmillos de los animales. Manuel González Otero, uno de los socios de la SAT Vieiro, señalaba que «sentímonos indefensos» y destacaba el daño causado apuntando que «levabamos criando a novilla un ano para poder inseminala».

Igual que ocurrió el pasado mes de septiembre de nada valieron las medidas de cierre de la finca que resultaron insuficientes para detener este nuevo ataque. La finca, apunta González Otero, está totalmente cerrada con varios hilos de alambre de espino, a lo que se añade un pastor eléctrico.

Esta nueva matanza se produjo en el mismo lugar que la ocurrida en septiembre. La explotación cuenta con unas 270 cabezas. Al igual que ocurrió con la anterior novilla, los ganaderos destacan que el seguro no cubre «nin o que vale unha novilla como esta» a lo que se suma la inversión realizada en la crianza y el hecho de que en poco tiempo la novilla estaría produciendo leche y con una cría y ahora es necesario volver a empezar el ciclo.

Ayer por la tarde se desplazaron hasta la finca agentes de Medio Ambiente que certificaron que el ataque se debió a varios lobos. Dada la situación y para evitar nuevos ataques los socios de la explotación decidieron sacar a las vacas de la finca, situada a unos 200 metros de la explotación, y apunta González Otero «metelas dentro». En la finca se encontraba un rebaño de doce novillas frisonas con elevada calidad genética.

«A novilla morta estivemola criando once meses e estaba xa lista para ser inseminada».

FUENTE: LA VOZ DE GALICIA