El pasado 6 de julio, un niño de 10 años perdía la vida en un accidente de tráfico en Lalín a consecuencia, según las primeras conclusiones, de la irrupción de tres perros en la carretera. Además, como resultado de esta grave colisión también sufrieron heridas su madre y su hermana. El siniestro se producía en la AP-53, una autopista de peaje que supuestamente está vallada para evitar el acceso de animales a la calzada. Las estadísticas que maneja la Jefatura Provincial de Tráfico demuestran que este tipo de protecciones no constituyen una garantía total de que ningún animal, ya sea salvaje o doméstico, vaya a poner en peligro el tráfico que circula por estas calzadas. Sin ir más lejos, la autopista AP-9 fue el pasado año el cuarto vial de la provincia en el que se registraron más accidentes causados por arrollamientos a animales.

Y es que la presencia de especies tanto salvajes como domésticas en las carreteras de la provincia sigue siendo una de las principales causas de accidente en Pontevedra. El año pasado se produjeron un total de 557 siniestros causados por arrollamiento a un animal y este dato corresponde solo a los viales interurbanos de la provincia. Se trata de un 72% más de los 303 de los que se tuvo constancia hace tan solo tres años, en 2009. Entonces, los animales ya eran la tercera causa de accidente más común. No en vano, según la Dirección General de Tráfico, Galicia es, junto con Castilla y León, la comunidad autónoma más afectada por este problema en España.

Víctimas mortales

Desgraciadamente, el balance de víctimas mortales en la provincia ya contabiliza en 2012 un fallecido con este pequeño que perdió la vida en Lalín. El año pasado, sin embargo, el ejercicio se cerró en Pontevedra con ninguna vida perdida, pero la irrupción de alimañas o especies domésticas en los viales costó tres heridos graves y 34 leves, además de cuantiosos daños materiales en el medio millar de siniestros que se registraron.

Por carreteras, los datos demuestran que las autovías, autopistas o vías rápidas no son totalmente herméticas a la presencia de animales, como ya se citaba en el caso de la AP-9. En 2011 registró un total de 22 siniestros. La A-52 también aparece en la lista de carreteras conflictivas, con 17 arrollamientos, seguida de la A-55 con 14, el mismo número de que la AP-53 en la que hace apenas semanas se produjo este último siniestro mortal. La autovía de O Salnés aparece con 11 colisiones. Con todo, los viales más conflictivos son tres carreteras nacionales: La N-550 registró un total de 34 accidentes causados por animales. Con todo, hay que reconocer que es también una de las más largas de Pontevedra al unir el extremo norte de la provincia desde Pontecesures, con el sur en Tui, y que comunica el eje Santiago, Pontevedra y Vigo. La segunda es la Nacional 120 entre Ourense y Vigo con 29 incidentes. La tercera es la Nacional 640, con 27 que comienza en Vilagarcía y sale de la provincia por A Golada tras atravesar Caldas, Cuntis, A Estrada, Silleda y Lalín. Un vial también largo y que transita zonas rurales y de monte.

¿Y quienes son los incautos que provocan estas "animaladas" sobre el asfalto? Si un conductor tiene la desgracia de sufrir un accidente por culpa de un animal, lo más probable es que haya sido un jabalí el que se cruzó en su camino. El pasado año el 41,4 por ciento de los siniestros de este tipo (un total de 231) fueron provocados por esta especie. Según la Dirección General de Tráfico, que dedica un amplio apartado al análisis de este tipo de siniestros en su revista de seguridad vial de abril de este año, la ausencia de depredadores que puedan controlar la proliferación de esta especie en los montes gallegos, así como la abundancia de maleza en unos montes cada vez menos trabajados, es una de las causas que explican que se dispare la población de estos individuos y acaben por invadir, cada vez con mayor frecuencia, las carreteras.

Tres lobos y hasta tejones

Si no ha sido un jabalí es muy probable que el causante sea un perro, ya que estos animales son la segunda causa más frecuente de accidente en las carreteras pontevedresas. El último año provocaron un total de 193. En menor medida también se producen accidentes por irrupciones de caballos en la calzada (52 ocasiones), ciervos (30 siniestros), vacas (27 ocasiones) y en menor medida ovejas o cabras y tejones con tres casos cada especie. Los zorros causaron siete colisiones y como dato curioso cabe destacar que una especie tan escurridiza como los lobos provocaron en 2011 un total de tres accidentes. En otras cuatro ocasiones fueron gatos los que resultaron malparados y en otras tantas en conductor dijo desconocer la especie de animal contra la que había colisionado.

Otra de las problemáticas es quien se hace cargo de los daños causados en estos accidentes. En el caso de los animales domésticos, el propietario del vehículo debe reclamar al dueño del animal por haber incurrido en una negligencia. Lo que ocurre es que una gran parte de los ejemplares no disponen del microchip de identificación, por lo que la localización es muchas veces imposible. Por el contrario si se trata de un caballo salvaje, un jabalí o un corzo, la responsabilidad recae en el conductor, salvo que demuestre que hubo negligencia por parte de la Administración en la señalización de la vía o por parte de los cotos de caza en la conservación de sus instalaciones.

Repelentes olfativos o vallados más profundos como soluciones

En cuanto a las soluciones para evitar este tipo de accidentes, en el caso de los animales domésticos pasa por un mayor control y responsabilidad por parte de sus propietarios en un país en el que la tasa de abandonos sigue siendo espectacularmente elevada.

Por el contrario, para los animales salvajes se han planteado multitud de alternativas que van desde los repelentes olfativos con olor a depredador a los captafaros (reflejan la luz de los focos de los automóviles asustando a los animales). Las asociaciones de víctimas de este tipo de accidentes reclaman sobre todo una mejor señalización y limpieza de los márgenes de las vías. Los vallados son la solución más utilizada en autovías y autopistas aunque deberán tener una profundidad suficiente para evitar que estas alimañas los excaven y sorteen. Con todo, cada metro de valla tiene un coste de 25 euros lo que supone una inversión de 7 millones en una carretera de solo 150 kilómetros, según los cálculos realizados por el propio Ministerio de Fomento. Por este motivo también se impone la necesidad de buscar soluciones más sencillas y baratas. Los pasos de fauna y el estudio de hábitos migratorios y poblaciones animales a la hora de diseñar los trazados de los viales son otras de las propuestas a tener en cuenta.

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