Hace años que los vecinos que viven cerca de la Sierra de Mijas tienen que soportar los destrozos que ocasionan los jabalíes que buscan alimento en sus jardines, huertas e, incluso, campos de golf. La única solución, dado que no hay animal que les haga frente, es organizar cacerías para batirlos o que huyan.

El reloj casi marca las nueve de la mañana y en las instalaciones que la Sociedad de Caza de Mijas tiene en la zona de Valtocado ya han llegado la mayoría. «Me han dicho que hasta la una no llueve», dice uno de ellos mirando al cielo que, por otra parte, está totalmente encapotado. «No pasa nada», sentencia el presidente de la asociación, Juan Criado. «Para que una cacería se suspenda tiene que haber mucha niebla o una lluvia fuerte y prolongada», explica para tranquilizar al personal.
Juan y más de 100 cazadores de Mijas y localidades cercanas se preparan para un nueva jornada de su afición favorita. Pero esta vez no será sólo para divertirse. La sobrexplotación de jabalíes en la Sierra de Mijas está propiciando que éstos busquen la comida que arrasan en su medio natural en las fincas de vecinos de la zona o en los numerosos campos de golf cercanos a la serranía ocasionando graves destrozos.
Por eso, la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha abierto la veda antes de tiempo para tratar de reducir su número y llevar a los que queden lejos de las zonas transitadas por los seres humanos. La labor de estos cazadores es, por tanto, vital para devolver la tranquilidad a los vecinos de zonas como Entrerríos, La Cala o Campomijas, lugar donde va a tener lugar la primera de las seis batidas permitidas esta temporada por el ente autonómico.

Desarrollo desproporcionado
Francisco Cuevas, tesorero de la Sociedad de Caza mijeña y guarda auxiliar de los cotos de caza de la localidad, es uno de los que ha recibido estas incómodas visitas. «Tengo una pequeña finca en La Cala y no hace mucho una piara de estos animales entraron en ella destrozando tres higueras que tengo», relata.
El directivo de la asociación de cazadores asegura que esta situación se generó en los años 90, cuando un incendio en la Serranía de Ronda obligó a los ejemplares de la misma a buscar otro lugar donde vivir. «En Mijas no había jabalíes. No tienen ningún depredador que les haga frente, por lo que se ha desarrollado durante todos estos años de manera masiva y ahora nos encontramos con una población de jabalíes desproporcionada», continúa explicando. Por eso, la solución, «por dura que parezca», como apunta Juan Criado, es la escopeta.
Tras un energético desayuno montero, los más de 100 participantes se encaminan en sus todo terrenos hasta los alrededores del Cerro del Molino, donde Medio Ambiente ha fijado la mancha -zona de actuación- para esta batida. Agrupados en trece grupos, cada dos cazadores escogen por sorteo un puesto, del cual, no pueden moverse por su seguridad. «Sólo pueden abatirlos si pasan cerca», explica el presidente.
Para llevarlos hasta ponerlos a tiro, están las rehalas. Grupos de no menos de quince perros que siguen el rastro de los jabalíes e, incluso, hasta en algunas ocasiones, ellos mismos los derriban en una dura pugna. Mientras todos tratan de alcanzar uno de estos mamíferos, tanto Juan como Francisco, bordean la zona con su coche y señalizan los carriles para garantizar la seguridad de participantes y transeúntes.
La lluvia aprieta, la niebla hace acto de presencia y poco antes de las tres acaba la batida con cinco grandes ejemplares capturados.

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