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La berrea, un frenesí sexual

La berrea, un frenesí sexual

Enviado por montero el 27-09-2010

A la llegada de estas fechas, los grandes machos se atreven a abandonar los santuarios en los que permanecían ocultos y no dudan en recorrer largas distancias, fuera de su circuito habitual. Protegen los lugares con alimento abundante, donde se mueven las hembras, y defienden con tenacidad los grupos de ciervas.
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La berrea, un frenesí sexual
Un ciervo en berrea (Fuente: A.P.)
A la llegada de estas fechas, los grandes machos se atreven a abandonar los santuarios en los que permanecían ocultos y no dudan en recorrer largas distancias, fuera de su circuito habitual. Protegen los lugares con alimento abundante, donde se mueven las hembras, y defienden con tenacidad los grupos de ciervas.
El macho llega a perder la quinta parte de su peso porque en su frenesí sexual se olvida hasta de comer. Al momento culminante tiene que llegar bien alimentado y en perfecto estado sanitario. Las hembras están receptivas apenas 24 horas durante la ovulación y si el óvulo no resulta fecundado vuelven a estar predispuestas después de 18 días. La penetración sucede en una fracción de segundo, aunque acostumbra a ir precedida de varios intentos previos de monta.
Una vez consumado el proceso de selección natural, tras ocho meses de gestación, las crías van a ir naciendo durante el mes de mayo con la primavera en su máximo esplendor.
La berrea del venado ha llegado a definirse como una «manifestación espectacular de ardor amoroso en plena naturaleza». Ante los rebaños de hembras, los machos realizan exhibiciones de fuerza basadas en terribles bramidos, golpes con la cornamenta contra el suelo y combates frente a sus principales competidores. La sinfonía gutural y sus circunstancias se convierten en un espectáculo visual, sonoro y olfativo. Los pretendientes escarban la tierra para depositar orina y semen con la finalidad de marcar el territorio, destrozan la corteza de los árboles para tener la cornamenta mejor dispuesta y se revuelcan en el suelo para presentarse al cortejo con un pelaje lustroso.
¿Tiene la hembra un papel secundario en el reparto de los papeles o, por el contrario, puede decidir con qué macho aparearse? Hasta hace bien poco se pensaba que el tamaño de la cornamenta y el ardor en la pelea eran las únicas herramientas poderosas a la hora de enfrentarse con un rival para defender el harén de hembras. Desde hace cinco años, tras un estudio llevado a cabo por expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas, se descubrió que el tamaño y la complejidad de la cornamenta de los venados guarda relación directa con su fertilidad. Esos parámetros determinan la fecundidad de los machos: el mayor número de espermatozoides y la velocidad a la que estos se mueven.
Bajo esas consideraciones los investigadores que realizaron el estudio piensan que esa información visual sobre la fertilidad de los machos pueden percibirla las hembras y utilizarla para elegir con quién aparearse. De esa forma quedaría sin valor el anterior razonamiento de que sólo los vencedores en el combate consiguen el favor de las ciervas a la hora de aparearse.
Por encima de otras muchas consideraciones, durante el periodo que dura la berrera hay vencedores y vencidos dentro de un proceso que lleva como envoltorio la seducción y la territorialidad. Y para algunos viejos machos la brama finaliza con cartas de despedida, auténticos testamentos de cara a próximas temporadas.
¿Quién es el principal protagonista de la berrea? El mayor de los ungulados que habita en la península: el ciervo, también llamado venado, cuya cornamenta alcanza la plenitud a los diez años y puede llegar a pesar siete kilos, aunque el número de puntas no guarda ninguna relación con su edad.
A lo largo de su vida se alimenta de hierbas y frutos silvestres; alcanza la madurez sexual entre dos y tres años; su pelaje es marrón; los grandes machos viven en solitario, mientras que los más jóvenes conviven en grupos de edades similares, y las hembras se juntan en rebaños matriarcales formados por una cierva dominante y los descendientes de los últimos dos años.
El animal que en tiempo de la berrea se presenta peligroso y agresivo, durante el resto del año es tímido y miedoso. Y sus características actuales comenzaron a forjarse hace unos 400.000 años. De hecho, su figura fue una constante fuente de inspiración entre los pintores del Paleolítico. Su principal actividad se desarrolla en horas crepusculares y nocturnas porque durante el día permanece rumiando en el encame, que para nada es sofisticado.
¿Está permitido cazar el venado durante la época de la berrea? Cada día es mayor el número de cazadores que se sienten atraídos por la persecución del ciervo en las fechas del celo y esas cacerías en la modalidad de rececho representan una importante fuente de ingresos para los cotos de la zona. A la comarca, principalmente a Piloña, llegan cazadores desde los más variados puntos de la geografía peninsular, embriagados por la sensación de sentirse inmersos en la naturaleza. Y dejan por ello buenos dividendos, además de pasar varias jornadas de hotel en la zona.
En los momentos de la berrea el cazador cuenta con más ventajas frente a la pieza. Los grandes venados se presentan cansados tras la lucha con sus congéneres y el apareamiento con un elevado número de hembras. Esa situación les lleva a una merma en las condiciones físicas con graves pérdidas en oído, vista y olfato. Como requisitos previos para tener las mejores opciones en el disparo, el cazador tiene que estudiar el monte en el que opera, agudizar el oído, elegir la mejor opción y aproximarse con viento desfavorable para el animal. El principal peligro a ser descubierto reside en las hembras, que siempre van a tener los sentidos en estado de máxima alerta.
La duración del rececho es de tres días y tras abatir la pieza el guarda extiende la guía en la que ya consta la calidad del trofeo. Existen unos baremos para medir la cornamenta del venado y en base a ellos se otorga una puntuación. La medalla de bronce se concede a las defensas de entre 165 y 173 puntos, mientras que la de plata va de 174 a 181 y la de oro a partir de 182.
¿Hay en los diferentes concejos de la comarca alternativas para sacar rendimiento turístico a la berrea? Las grandes concentraciones de ciervos sólo son posibles en los municipios de Ponga y Piloña y en algunos espacios puntuales de la Sierra del Sueve. Y se puede concluir que tanto la contemplación de la brama como la caza a rececho en estas fechas no cuenta con casi ningún interés por parte del sector hostelero de la zona.
En este momento sólo es posible encontrar opciones hoteleras monográficas en Ponga. El balneario y hotel La Casona de Mestas, bajo el epígrafe 'La berrea en el Parque Natural de Ponga', oferta dos noches de alojamiento, dos desayunos, dos cenas, una comida, un baño termal y una salida al monte, al precio de 120 euros por persona en habitación doble.
La iniciativa cumple su sexto año y el mayor número de clientes procede de «Asturias y Madrid». Para asistir a la berrea el hotel contrata «los servicios de un guía y un seguro que cubre la salida». Los clientes también regresan encantados «con el paisaje, los caminos y los árboles». Además de buscar ciervos, que en ocasiones no se ven y tampoco se escuchan, el visitante atento tiene que disfrutar con cada hito del viaje: majadas, cabañas y rocas calizas. Y para no tener problemas conviene salir provistos de agua, comida, calzado y ropa cómoda, chubasquero o alguna ropa de abrigo.
Desde algunos sectores relacionados con la naturaleza que fueron consultados «se echa en falta más atención por parte del Principado» para poner en valor la berrea, «una actividad sostenible que permite divulgar el medio ambiente».
Amantes de la naturaleza, vecinos de determinadas zonas del entorno rural y cazadores viven estos días pendientes de la berrea del venado, el complejo ritual de apareamiento de los ciervos con los machos dominantes emitiendo profundos bramidos a fin de mantenerse en permanente estado de excitación sexual y para tener bajo control a las atribuladas hembras a punto de estar receptivas para la copula y quedar preñadas. El macho es codicioso y cuanto mayor sea su harén particular mucho mejor.
El inconveniente para una vida plácida en la majada es que se producen duros enfrentamientos entre dos competidores fuertes y, en ocasiones, aparece un tercero espabilado, un convidado de piedra menos dotado, que al menor descuido de los púgiles termina cubriendo a la hembra. Todos están invitados al festín que, además de placer y dominio sobre la población de cérvidos, contribuye a mantener el futuro de la especie.
La fecha, la duración y la intensidad de la berrea resulta imprevisible, aunque suele coincidir con la llegada del otoño, desde mediados de septiembre hasta los días finales del mes de octubre, dependiendo de la climatología: aparición de las primeras lluvias y descenso de las temperaturas. Para convertirse en espectador hay que buscar un buen lugar, colocarse en contra del viento y permanecer en silencio.

FUENTE: El Comercio Digital


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