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Cómo rastrear o pistear una res herida en lance de caza. Claves y consejos para pistear con éxito.

Cómo rastrear o pistear una res herida en lance de caza. Claves y consejos para pistear con éxito.

Enviado por Tuslances.com el 09-10-2011

A la hora de pistear es igual de importante lo que hagamos antes y durante el disparo como lo que hagamos después. Nuestro comportamiento después del disparo será clave. Por eso mismo hay varios puntos que tenemos que tener claros para garantizarnos o asegurarnos el cobro:
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La caza va asociada a la muerte final del animal. El lance de caza culmina con la muerte del animal. Eso es una realidad consustancial a la caza. A veces el animal, la res (venado, cochino, gamo, ...), tras el disparo, se queda en el sitio, muere en el instante. Pero otras veces el animal huye y se escapa herido y podemos perderlo de vista, yendo a morir a distancias muy variables, según donde tenga el tiro pegado.

Todo cazador que se precie de serlo debe intentar cobrar todas las piezas que haya herido por un disparo. La ética venatoria, la ética del cazador, nos impide dejar una pieza de caza herida en el monte. El cazador debe, en la medida de lo posible, procurar evitar el sufrimiento del animal. Por eso, lo ideal, es un tiro certero, para que el animal muera al instante, y a la vista del cazador, para que pueda recuperarlo. Se debe asegurar el tiro hacia un punto vital. Para ello la serenidad, saber controlar la emoción del lance y dejar cumplir la pieza, añaden al lance el regusto de una faena inteligente y experimentada. Las prisas nunca fueron buenas consejeras. En cambio, la decisión distinguió a los cazadores experimentados.

No hay cosa que más me desagrade que perder un animal herido en el monte; no ser capaz de encontrarlo aún a sabiendas de que está herido de muerte. Por eso, debemos seguir los rastros o pistear todas las reses que dejemos heridas en acciones de caza. Para ello es muy útil conocer cómo actúa un animal herido en su huida tras el disparo, su comportamiento dependiendo de dónde tenga el disparo, interpretar los rastros de sangre que deja el animal herido; en función del color y tipo de sangre y restos que vaya dejando, ser capaz de reconocer dónde tiene la herida y la importancia de ella.

 


Rastro de sangre. Señal de que el animal va herido. Prueba más que suficiente para continuar el pisteo

 

Hay que rastrear, seguir los rastros de sangre, lo que comúnmente se llama “pistear” un animal herido, hasta cobrarlo. Ese es nuestro fin, cobrar la especie de caza tras la que vamos. Una vez leí que “saber rastrear o pistear un animal herido es como saber leer”, solo que en este caso lo que hay que leer es el campo. El campo nos va a ofrecer muchas pistas para el rastreo. Cualquier cosa, por rara e improbable que parezca, ha podido darse en el lance de caza y haber ocurrido. Por lo tanto, no podemos desechar ninguna opción. De lo contrario, podríamos fracasar en nuestro intento.

 

2. ¿QUÉ HACER DESPUÉS DEL DISPARO?

A la hora de pistear es igual de importante lo que hagamos antes y durante el disparo como lo que hagamos después. Nuestro comportamiento después del disparo será clave. Por eso mismo hay varios puntos que tenemos que tener claros para garantizarnos o asegurarnos el cobro:

Muy importante es determinar el lugar exacto en el monte donde estaba el animal en el momento del disparo. La importancia de tener claro dónde realizamos el tiro es porque allí será el primer lugar al que nos dirigiremos cuando empecemos a pistear. Allí es donde tendremos que buscar la primera sangre o los primeros restos que nos confirmarían que el animal ha sido herido en el tiro. Cuando lleguemos a este punto, lo marcaremos de alguna manera que sea visible, por ejemplo atándole un pañuelo o una bolsa de plástico a la rama más alta que veamos.

También de suma importancia es, tras el disparo, observar la reacción del animal al tiro. Son milisegundos en los que debemos estar muy atentos. Esa información que seamos capaces de recabar nos será de gran ayuda, pues nos dirá en qué parte del cuerpo ha sido herido el animal. Normalmente cuando una res es herida acusa el impacto de la bala en su cuerpo con algún gesto de dolor. Hay que estar atentos a su reacción, porque nos va a servir para indicarnos dónde ha recibido el tiro. Algunas veces, tras el tiro, el animal será abatido y caerá inmediatamente. Pero otras veces, tras el disparo, el animal herido huirá, puede que a la carrera o puede que no tan rápido. Esa carrera puede ser escandalosa, con movimientos descoordinados, una carrera a lo loco, atropellada y desordenada, cayéndose con frecuencia, marcando la huella de la pezuña más abierta y profunda de lo normal, señal de que va herido de forma importante; o bien puede salir huyendo herido a la carrera y no darnos la impresión de que vaya herido.

Debemos marcar también el punto desde el cual se ha realizado el disparo. Para ello podemos sevirrnos de alguna bolsa de plástico (la del bocadillo por ejemplo), una servilleta o un pañuelo, de modo que sea visible desde la distancia cuando estemos metidos en el monte pisteando a la res herida. De esta manera podremos orientarnos de por dónde ha podido huir el animal tras el tiro. Es muy importante tener ese punto de referencia para no desviarnos.

 


Cualquier res en el momento del disparo suele marcar su arrancada clavando las pezuñas lo más vertical posible debido al impulso de la huida.

 

Es necesario, tras  el disparo, esperar silenciosamente durante unos minutos antes de acercarnos al lugar donde disparamos al animal antes de que emprendiera la huida. Este tiempo de espera será variable en función de la herida que tenga. Durante el rato de espera el animal puede echarse y  tumbarse por allí cerca. Si nos acercamos pronto es posible que se levante y siga huyendo, con el riesgo de no ver entonces la nueva dirección de huida del animal, y que el animal vaya a morir mucho más lejos. Si esperamos esos minutos y lo dejamos tranquilo, el animal permanecerá tumbado. Si la herida le hace perder sangre el animal se debilitará y la herida le provocará la muerte. Aprovecharemos para intentar escuchar cualquier ruido que pueda ayudarnos posteriormente.

Mientras esperamos determinaremos la dirección del viento, ya que el animal herido huirá contra el viento, así le es más fácil revisar con el oído y el olfato los posibles peligros.  Cuando sea posible, con la ayuda de unos prismáticos podemos ver el entorno e intuir hacia donde puede haber huido el animal y haberse encamado. Lo usual es que se dirija al lugar más cercano con mayor protección de vegetación.

 

Si no esperamos lo suficiente, el animal herido que estaba echado puede levantarse


Una vez que hayamos esperado el tiempo recomendado, será el momento de ir en busca del trofeo. Es la hora de pistear y de buscar los rastros, ya sea sangre, pelos, huellas, trozos de hueso, restos orgánicos de la barriga del animal o ramas tronchadas.

 

3. TIPOS DE SANGRE SEGÚN LA HERIDA

Una vez que hayamos dado con la primera sangre deberemos fijarnos en algunos detalles que nos ayudarán a rastrear o pistear. Durante el rastreo habrá que interpretar la sangre, porque nos dará mucha información. El color, la textura, el olor, la altura a la que se encuentre y la cantidad que haya de sangre nos indicará la gravedad de la herida y las posibilidades que tendremos de cobrar la pieza herida.

Las gotas de sangre de color rojo claro, denotan una procedencia arterial y aunque solo se presenten en pequeñas cantidades -algunas gotas-, la herida es mortal, cobrándose o encontrándose el animal, generalmente, a pocos metros del lugar del impacto.

Las gotas de sangre de color rojo oscuro tienen procedencia venosa, de herida muscular, en la mayoría de los casos no mortal. Los animales con estas heridas serán más difíciles de encontrar.

Si la sangre es de color rosada o brillante y espumosa es señal inequívoca de un impacto en los pulmones, siendo frecuente encontrar también restos de diversos órganos.

Si mezclado con los restos de sangre encontramos saliva -sin espuma- y ésta aparece a lo largo del rastro en forma de hilo de sedal, es señal de tiro en la mandíbula.

Si la sangre apareciera en forma de "chorros iguales" y a intervalos regulares, la herida está localizada en la zona del pecho, siendo expulsada la sangre con cada expiración.

Si durante el pisteo de la res aparece un rastro de sangre a ambos lados de su huella, nos indica que la bala ha atravesado al animal de lado a lado. La bala que haya disparado nuestro rifle habría sido más dura de la cuenta, al no haberse expandido cuando tocó la pieza. Se produce una herida que, si no afecta a algún órgano vital (corazón, pulmón, hígado), va a hacer que el animal muera desangrado a mucha distancia del disparo. Lo mismo ocurre cuando se pincha la res con un tiro en la tripa, tampoco lo para y le causa la muerte lejos de donde se produjo el tiro y después de que el animal sufra mucho. 

Cuando el rastro de sangre aparece en forma de grandes goterones entre las patas o en las mismas huellas, indica que la herida se ha producido en las extremidades, normalmente en las anteriores, las manos; si en la pista encontramos rasponazos de pezuñas, es señal de que va herida en el tercio posterior. Este tipo de heridas complican mucho el cobro. 

Si durante el pisteo de la res aparece un rastro de sangre a ambos lados de su huella, nos indica que la bala ha atravesado al animal de lado a lado

 

Con el paso de las horas, el color de la sangre va a cambiar. Se irá oscureciendo conforme vaya transcurriendo el tiempo. Igual ocurre con la temperatura; cuanto mas calor haga, la sangre se secará antes y se hará más oscura. Con la lluvia la sangre se diluye y se aclara, y corremos el riesgo de que se borren los rastro de sangre.

 

4. TIPOS DE HERIDAS Y REACCIONES AL IMPACTO DE LA BALA

Generalidades:

Cuando un animal es herido en alguna parte de su cuerpo, el animal repite por regla general una serie de comportamientos  o reacciones a dichas heridas, en el caso que nos ocupa se trataría de reacciones al impacto de la bala. Son como actos reflejos, patrones de reacción fijos a consecuencia de la herida. Como toda regla general también existen las excepciones. Pero repetimos, una determinada reacción del animal a un tiro generalmente se puede asociar a una herida en un parte concreta de su cuerpo. Saber dónde está herido nos ayudará a afrontar la tarea de pistear.

Hay dos factores a tener muy presentes cuando vamos a pistear una presa herida: la dirección de huida del animal y la distancia recorrida antes de tumbarse o de morir.

La dirección de huida va a depender del tipo de terreno, la vegetación que se encuentre el animal a su paso (siempre y cuando pueda atravesar el matorral lo hará y por lo general en línea recta) y de la dirección del viento (intentará huir con el viento de cara para que le sea más fácil detectar con el olfato y el oído cualquier peligro que haya delante de ellos); Respecto a la distancia que recorra, va a estar en función de la gravedad de la herida ocasionada (con un tiro en el pecho no andará más de 150-200 m,  mientras que con un tiro en la pata podrá andar mucho más), del tipo de terreno (no es lo mismo un terreno llano que un terreno en pendiente) y del tiempo que el cazador sea capaz de esperar desde el disparo hasta que empiece a pistear, ya que si no espera lo suficiente la presa no se echará y tratará de poner tierra de por medio entre ella y el cazador. Además el animal huirá buscando refugio.

A continuación se ordenan las reacciones según las heridas:

 

Heridas Abdominales:

La sangre de las heridas abdominales, sobre todo en rumiantes, suele ser grumosa y de color oscuro, y con un olor característico que nos indica la salida del contenido de la panza, contenido que se caracteriza por un color verdoso, acompañado a veces de restos de sangre.

Durante el rastreo, se pueden encontrar restos de heces, intestinos o hígado junto a la sangre. Estas heridas son mortales de necesidad, aunque cobrar la pieza puede llegar a ser dificultoso, sobre todo en el caso de jabalíes, gamos y venados. Lo que produce la muerte es la peritonitis que le entra al animal, lo cual hará que sufra, por lo que es nuestra obligación pistear hasta dar con él y evitarle ese innecesario sufrimiento. La muerte puede tardar en llegarle hasta 24 horas después de haber sido herido, y no producen incapacidad de movimientos inmediata.

Con este tipo de heridas no es extraño que no encontremos restos de sangre, puesto que es posible que el orificio de entrada o salida de la bala se tapone por un resto de intestino por el efecto de succión o por el esfuerzo que hace la res al emprender su huida.


Sangre y restos de herida abdominal, en este caso restos de epiplon, que es la grasa que cubre los intestinos y el estómago


Cuando la bala impacta en la región abdominal, una reacción característica del animal es la de cocear, dar una patada al aire. Después reaccionará corriendo para alejarse. En principio, la carrera será en línea recta. Si no se molesta al animal tras el disparo, es decir, si sabemos esperar y ser pacientes el animal correrá hasta que los dolores provocados por la herida hagan que se tenga que detener. Por lo general, no recorrerá más de 300 m antes de detenerse y refugiarse. Se tumbará con la intención de calmar el dolor. Al cabo de un rato, los dolores abdominales le impedirán que se levante, aun sintiéndose amenazado. Si por el contrario, inmediatamente después del disparo vamos tras el animal y éste se siente perseguido, no se detendrá y continuará con una huida que puede alcanzar varios kilómetros. Deberemos esperar no menos de 1 hora antes empezar a pistear e ir en su busca (lo ideal sería esperar unas 3 horas). Si nos acercamos antes es posible que el animal se levante y huya. Cuanto más tiempo seamos capaces de esperar, mejor.

Aunque los primeros metros de la huida los hace en línea recta, después de haber puesto tierra de por medio y antes de detenerse, el animal puede que cambie la dirección de la huida buscando un lugar donde resguardarse.

 

Heridas en el pecho o torácicas:

Un tiro produce una herida torácica cuando afecta al corazón, a los pulmones o a los grandes vasos, pudiendo afectar también a parte de la columna vertebral que pasa por la zona del tórax.

Si el tiro en el pecho afecta a grandes vasos o al corazón, la muerte del animal será rápida, pudiendo encontrarlo muerto a no más de 200 m de donde recibió el tiro. En estas heridas la sangre será muy abundante, por lo que la labor de rastreo de la res herida será fácil. La sangre en estos casos tendrá un color claro.

Si se trata de un tiro en los pulmones no habrá tanta sangre como si el tiro es en el corazón, y la sangre será de un color rosáceo y espumosa. Lo más normal en estos casos es que el animal se tumbe a los pocos metros debido a la falta de oxígeno. Al no funcionarle bien los pulmones y fallarle la respiración, el animal se encontrará muy debilitado y se tumbará. La muerte será prácticamente inmediata.


Foto 6: El color de la sangre nos indica en qué parte del cuerpo ha sido herido el animal y por tanto, la gravedad de la herida


Un animal herido en el pecho, en el momento de recibir el impacto de la bala, puede reaccionar saltando con las 4 patas extendidas y a la vez arqueando el lomo, o también pararse en dos manos apoyado en sus patas traseras. A continuación, por norma general reaccionará al impacto de la bala corriendo en línea recta un máximo de 200 metros. Antes de que recorra esa distancia, el corazón se colapsará debido a la hemorragia causada, y dejará de bombear, por lo que no le llegará sangre al cerebro y caerá desplomado al no tener respuesta motora. Será una carrera errática en ocasionas. La muerte le llegará entre 2 y 5 minutos después del impacto de la bala. Correrá en línea recta porque busca alejarse lo más rápido posible de su agresor, y es sabido que la línea recta es la más corta entre dos puntos. A menudo, y debido a esa baja presión de sangre en el cerebro, en los últimos metros el animal herido se desvía de la dirección de huida, por lo que suele desplomarse fuera de la senda o de la línea recta que traía. Antes de ir en su busca deberíamos esperar unos 10 minutos desde que efectuamos el disparo.

 

Heridas en los miembros (patas y manos)

Cuando a un animal se le hiere en uno de sus miembros (manos o patas) también tenderá a huir en línea recta hasta encontrar refugio donde resguardarse y por lo general tumbarse. Si la herida afecta a hueso y provoca mucho dolor al animal, la distancia que recorra antes de detenerse, si no se le molesta, no será mucho mayor de 300 m. Si por el contrario, solo se ve afectado músculo, la herida no será mortal por lo general. Tampoco generará un dolor intenso que haga que el animal se detenga, por lo que no será hasta pasada varias horas cuando el animal empiece a sentir dolor. Pero para entonces ya habrá recorrido un largo trecho y será prácticamente imposible recuperar el trofeo.

Con una fractura ósea de por medio, si el animal se tumba a descansar, le llegará una contracción muscular muy dolorosa que le impedirá que se levante y continúe andando. Cuanto más tiempo transcurra mayor será la dificultad para el animal de reincorporarse. De ahí la importancia de saber esperar pacientemente. Lo ideal es esperar unas 6-7 horas antes de buscarlo.

Cuando veamos que el animal cojea, será una clara muestra de que va herido en uno de sus miembros.


Foto 7: Restos de hueso del animal herido que podemos encontrar durante el pisteo

 

En función de la pendiente del terreno, la reacción será distinta. Si el animal está herido en los cuartos traseros (las patas) solo podrá correr hacia abajo. Si está herido en las manos solo podrá huir cuesta arriba. A partir de ahí puede haber múltiples reacciones en función de en qué parte de las extremidades haya impactado la bala.

 

Heridas en la cabeza y en la médula espinal

Cuando la bala impacta en la cabeza afectando al cerebro o si impacta en la espalda del animal afectando a su médula espinal, el animal se desplomará inmediatamente. El animal puede morir en el acto o algunas veces será necesario rematarlo. Pero no hará falta pistearlo porque caerá fulminado cuando reciba el tiro.

Por otro lado incidir en que la ausencia de sangre no quiere decir que el animal no vaya herido. Una herida se puede cerrar sola, taponarse con restos de vísceras o restos orgánicos. El hecho de que el animal tras el tiro pegue un salto, de un coz, o levante las manos, nos indica que va herido, por lo que no deberíamos abandonar el rastreo.

Además, como se dijo anteriormente, también podemos encontrar pelos. Los de color claro son de la parte baja del abdomen y el pecho. Los pelos más oscuros se corresponden con los del resto del cuerpo. Este rastro también nos ayudará a detectar dónde fue herido el animal.

Mencionar también la importancia de tener en cuenta la posición desde la que se disparó en relación con el animal. Si se disparó desde una torreta o desde un puesto más elevado que el animal, habrá que buscar la primera sangre en el suelo. Si se estaba a la misma altura, es posible que la bala lo atravesara, y habría que buscar la sangre o los restos varios metros por detrás del punto donde estaba el animal en el momento de disparar.


A veces podemos encontrar restos de sangre en los troncos de los árboles y el matorral  a la altura de la herida

 

5. Otros datos prácticos de interés a la hora de rastrear:

-    La labor de rastrear o pistear conviene hacerla en silencio y con el oído bien atento por si en las inmediaciones se nos arrancase la res herida.  Si la espesura del monte nos lo permite habrá que seguir los rastros sin estropear las huellas observadas, por si fuera necesario volver a releerlas o interpretarlas.

-    Cualquier res en el momento del disparo suele marcar su arrancada clavando las pezuñas lo más vertical posible debido al impulso de la huida. Es más fácil de ver cuando el suelo está blando.

-     Un venado robusto, cuando huye cuesta abajo, es muy común que marque en el suelo largos y profundos resbalones. Este hecho no debe llevarnos al error de pensar que el venado va herido. Es un resbalón propio de una huida a la carrera.

-      Las heridas más eficaces en la anatomía de un animal son las producidas en la cabeza y en el cuello. La que se produce en la tabla del cuello es la más fulminante.

-      Las heridas de codillo son mortales, más en venados que en jabalíes.

-    Un tiro en la columna vertebral dañará la médula espinal y hará que el animal caiga. Este, desde el suelo, hará de gestos de cornear al cazador o a los perros que se le acerquen. Aunque más que atacar lo que pretende con este gesto es huir.

-     Las huellas de los venados, cuanto más viejos son, más separadas entre si se marcarán, sobre todo las huellas de las manos o patas delanteras. La pezuña con la edad también se hace más redondeada, terminando menos en punta. Esto también lo diferencia de las hembras.

-    Cuando un venado lleva una pata rota marcará la huella con las otras 3 patas. La pareja de la pata rota será la que más marcada quede, y lo hará con las pezuñas más abiertas. Cuando el venado lleva una sola pata partida puede correr como si no estuviera herido y por tanto darnos una impresión equivocada. 


Saber interpretar las huellas es una labor de suma importancia ya que puede darnos información de mucho valor

 

-    Un venado con una pata rota casi nunca huirá hacia arriba. En cambio, si lo que tiene rota es la mano si buscará una zona elevada. Con los jabalíes no siempre ocurre lo mismo, aunque si que es habitual.

-    Tanto los cochinos como los venados corren frecuentemente arroyo abajo y si encuentran agua se meten en ella, por lo que en ocasiones se cobran algunos de ellos en pozos, charcas o arroyos.

-     Los “tiros de volaeras” o de “agujas” suelen sangrar abundantemente, sin que eso signifique que la res va herida de muerte. Esto va a depender del calibre y bala empleada.

-     Las heridas abdominales producen fuertes dolores que hacen que el animal se tumbe. Si no se le molesta y no es azuzado por los perros, el animal se tumbará a descansar y se levantará cada cierto tiempo hasta entrar en agonía. También dependiendo del calibre usado este tipo de herida no suele dejar mucho rastro de sangre.


Durante el rastreo, se pueden encontrar restos de heces, intestinos o hígado junto a la sangre.

 

-    Los tiros entripados altos dan sangre turbia, los bajos la dan con mezcla de excrementos.

-     Cuando un disparo abre la cavidad abdominal, la res puede huir más lejos que cuando la cavidad abierta es la torácica. Lógicamente también depende del calibre utilizado.

-   Un balazo en una cuerna les hace torcer la cabeza y levantar la cuerna no herida, al sentir en el cráneo las vibraciones del impacto.

-  Las heridas del venado en los cuartos delanteros dan sangre limpia y a borbotones, de una tonalidad algo más clara, apreciándose ligeramente separadas en el suelo, al lado de las huellas de las pezuñas cuando caminan en llano. En las del cuarto trasero cae la sangre goteando a plomo, cayendo muy próxima a la marca dejada por la pezuña y manchan el monte por el lado que cerró la res.

-    A veces, los ciervos cuando se sienten heridos, vuelven la cabeza y llevan los labios a la herida, de forma que parece que se la besan. Esto se conoce como “besarse la herida”.

-   En los ciervos, existe un tiro, conocido como “calentón”, que los derriba de forma fulminante, aunque en realidad solo ha rozado parte del cuerpo, normalmente el cráneo e el cuello.. A los poco minutos se levantan y se pierden entre el matorral, sin que tengamos opción alguna a cobrarlos. Se trata de tiros que no producen lesiones graves, solamente se trata de un roce o refilón.

-     El taponamiento de las heridas es mayor en el jabalí que en el venado, dado el espesor de tejido adiposo o grasa que recubre la mayor parte de su cuerpo. Las heridas empiezan, en ocasiones, dando sangre que luego se pierde. Entonces, si hemos memorizado la huella correctamente, podremos distinguirla entre otras.

-      Un cochino herido en los cuartos delanteros puede distanciarse bastante, no así el venado, dado que el cochino tiene su mayor desarrollo muscular en los cuartos delanteros, en cambio, en el venado su mayor potencia muscular reside en los cuartos traseros.

-      El jabalí, con las dos manos tronchadas y apoyándose solo en los muñones, aún tiene fuerza como para acometer y embestir.

-      La res herida buscará siempre la tranquilidad en la espesura del monte.

-      El paso adelantado es señal de venado joven y fuerte, apreciándose más cuando huye de forma apresurada.

-      El paso retrasado puede ser, según el tamaño del huella, de una cierva preñada o de un venado robusto. También la deja una res joven cuando está enferma o herida.

-     En un grupo, cuando uno de los venados es herido, suele repropiarse, es decir, toma otra trayectoria y se separa del grupo.

-     Al jabalí que esta herido y aculado hay que entrar a rematarlo con el viento de cara al cazador, buscando la parte de arriba, y con todas las precauciones posibles.

-     Si tenemos que rematar un venado, y se da la circunstancia que no tenemos machete o cuchillo de monte a mano para rematar, bastará con coger una piedra dura del tamaño del puño y darle con fuerza en la protuberancia que tiene los ciervos en la frente. La muerte es fulminante.

 

 

Para finalizar, insistir una vez más en la importancia de pistear al animal. Un verdadero cazador no deja que un animal herido de bala sea pasto de los buitres. Un animal empanzado, o con un tiro que no haya sido certero, morirá con indudable sufrimiento. No podemos privarle de la misericordia del remate. Por otro lado, si conseguimos cobrar la res después de pistearla, la satisfacción del lance será mayor. Habremos superado las dificultades que esta tarea nos plantea.

 

Montero (Tuslances.com)

 

 

 

 

1. INTRODUCCIÓN

 

La caza va asociada a la muerte final del animal. El lance de caza culmina con la muerte del animal. Eso es una realidad consustancial a la caza. A veces el animal, la res (venado, cochino, gamo, ...), tras el disparo, se queda en el sitio, muere en el instante. Pero otras veces el animal huye y se escapa herido y podemos perderlo de vista, yendo a morir a distancias muy variables, según donde tenga el tiro pegado.

 

Todo cazador que se precie de serlo debe intentar cobrar todas las piezas que haya herido por un disparo. La ética venatoria, la ética del cazador, nos impide dejar una pieza de caza herida en el monte. El cazador debe, en la medida de lo posible, procurar evitar el sufrimiento del animal. Por eso, lo ideal, es un tiro certero, para que el animal muera al instante, y a la vista del cazador, para que pueda recuperarlo. Se debe asegurar el tiro hacia un punto vital. Para ello la serenidad, saber controlar la emoción del lance y dejar cumplir la pieza, añaden al lance el regusto de una faena inteligente y experimentada. Las prisas nunca fueron buenas consejeras. En cambio, la decisión distinguió a los cazadores experimentados.

 

No hay cosa que más me desagrade que perder un animal herido en el monte; no ser capaz de encontrarlo aún a sabiendas de que está herido de muerte. Por eso, debemos seguir los rastros o pistear todas las reses que dejemos heridas en acciones de caza. Para ello es muy útil conocer cómo actúa un animal herido en su huida tras el disparo, su comportamiento dependiendo de dónde tenga el disparo, interpretar los rastros de sangre que deja el animal herido; en función del color y tipo de sangre y restos que vaya dejando, ser capaz de reconocer dónde tiene la herida y la importancia de ella.

 

Hay que rastrear, seguir los rastros de sangre, lo que comúnmente se llama “pistear” un animal herido, hasta cobrarlo. Ese es nuestro fin, cobrar la especie de caza tras la que vamos. Una vez leí que “saber rastrear o pistear un animal herido es como saber leer”, solo que en este caso lo que hay que leer es el campo. El campo nos va a ofrecer muchas pistas para el rastreo. Cualquier cosa, por rara e improbable que parezca, ha podido darse en el lance de caza y haber ocurrido. Por lo tanto, no podemos desechar ninguna opción. De lo contrario, podríamos fracasar en nuestro intento.

 

 

2. ¿QUÉ HACER DESPUÉS DEL DISPARO?

 

A la hora de pistear es igual de importante lo que hagamos antes y durante el disparo como lo que hagamos después. Nuestro comportamiento después del disparo será clave. Por eso mismo hay varios puntos que tenemos que tener claros para garantizarnos o asegurarnos el cobro:

 

Muy importante es determinar el lugar exacto en el monte donde estaba el animal en el momento del disparo. La importancia de tener claro dónde realizamos el tiro es porque allí será el primer lugar al que nos dirigiremos cuando empecemos a pistear. Allí es donde tendremos que buscar la primera sangre o los primeros restos que nos confirmarían que el animal ha sido herido en el tiro. Cuando lleguemos a este punto, lo marcaremos de alguna manera que sea visible, por ejemplo atándole un pañuelo o una bolsa de plástico a la rama más alta que veamos.

 

También de suma importancia es, tras el disparo, observar la reacción del animal al tiro. Son milisegundos en los que debemos estar muy atentos. Esa información que seamos capaces de recabar nos será de gran ayuda, pues nos dirá en qué parte del cuerpo ha sido herido el animal. Normalmente cuando una res es herida acusa el impacto de la bala en su cuerpo con algún gesto de dolor. Hay que estar atentos a su reacción, porque nos va a servir para indicarnos dónde ha recibido el tiro. Algunas veces, tras el tiro, el animal será abatido y caerá inmediatamente. Pero otras veces, tras el disparo, el animal herido huirá, puede que a la carre


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  • #1 Kampesino

    Felicidades Montero, pedazo de reportaje.

    10/10/2011 09:27

  • #2 mk II

    Precioso y muy interesante

    10/10/2011 18:34

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